Desde que en 1936 la BBC de Londres transmitiera las primeras imágenes por televisión, ésta, la televisión, ha recorrido el tiempo y las distancias tanto del cielo y de la Tierra, con la misma velocidad de las hondas electromagnéticas. De tal forma, se ha ido posesionando de las masas, paso a paso, sin proponérselo, hasta llegar a impulsar al mundo a la diversión, de la brevedad de la vida y del desprecio ético y moral, hasta convertir a la persona humana en un simple objeto de transacción y de manipulación, en idólatra, fanático y pagano, sin fe en sus destinos y horizontes elevados, si no en la brevedad del placer de los sentidos. Ahora y no mañana.
Al decir esto sobre la televisión, como más adelante seguiremos añadiendo, no queremos pedir o sugerir que ella desaparezca. Eso sería como pedir la abolición de la medicina por que se muere un enfermo en el hospital. NO absolutamente no. La televisión es el invento más maravilloso e importante que ha imaginado el hombre. Si no porque ha caído en manos de los comerciantes fenicios que adoran más al Dios de oro y plata que al mismo Dios verdadero. Ergo, porque se ha posesionado, por intermedio de la deshonesta publicidad comercial, con la cual a manera de revolver con grandes cucharetas el sedimento de la resaca humana, para propagarlo en el mercado de las ferias o en los escenarios que la misma pantalla señala, a fuerza de repetir las imágenes en movimientos himeneos hasta la perturbación colectiva . Todo orientado al mundo de la diversión y pasar el tiempo en el roce de los sentidos.
En este campo, la televisión no valora ni respeta al ser humano. Por eso hoy solo tenemos una cultura televisiva totalmente sexista. La cultura idólatra que adora ídolos fabricados por la misma televisión, afueras de la efectividad de la moderna publicidad psicológica que sostiene que el auditorio más rentable está en las pantallas. Por tanto, el mensaje debe ir hacia el televidente que está en todas partes, emocionarlo hasta convencerlo. Hasta hacerlo sujeto seguidor de marcas, de modas y costumbres por imitación y no por convicción ni credibilidad.
jueves, 21 de enero de 2010
lunes, 4 de enero de 2010
El Amor
“Después de la creación de la vida, lo más importante es cultivar la vida”
Así reza el más sabio de los proverbios que Dios le ha dado a la humanidad.
¿Y cómo se cultiva la vida? CON AMOR Y NADA MAS QUE CON AMOR; porque los seres humanos hemos nacido de él, precisamente, para amar y no para odiar.
Si a cada vida humana que nace al mundo la cultiváramos inmersa en la paz del amor fraterno, al calor cercano de la familia unida, entrelazada por el cariño y el afecto, como la mejor manera de demostrar que así se cultiva la vida para darle más años a ella misma, andaríamos todos, tal vez, cogidos de las manos para ayudarnos a levantar antes que nuestras rodillas toquen el suelo por algún tropezón en el duro camino que nos depara el destino. Y así, amorosamente cogidos seguir el sendero de nuestros destinos. Amándonos. Cultivando la cultura de la paz y de la fraternidad.
Pero si en vez de hacer esto, comenzamos enseñándoles a nuestros hijos a manejar armas de fuego, y no corregir las malas costumbres, aprendidas en la sordidez de las calles no habrá nunca paz ni amor en ninguna parte del mundo.
Esta visión, desafortunadamente, ya la estamos viendo con nuestros ojos de hoy; donde por la magia de la televisión, que ha convertido al mundo en un vertedero, en donde arrojar lo que más se semeja al polvo y la basura que recogen las escobas cuando barren las calles y muladares de la ciudad.
Volviendo al amor, no olvidemos nunca al ruiseñor que trina sus mejores cantos, aunque crujan las ramas, porque está seguro de sus alas y la dulzura de sus trinos, y su amor a la vida.
Pues, entonces, ¿por qué los seres humanos no vivimos así, amando la vida en vez de odiarnos? Si así lo hiciéramos, estamos seguros que podríamos mirar con alegría la redondez del mundo, desde cualquier altura de nuestras edades. Y no como ahora que lo vemos cuadrado, en las sucias pantallas de la televisión poblada de manadas humanas sin diálogo y sin destino.
Así reza el más sabio de los proverbios que Dios le ha dado a la humanidad.
¿Y cómo se cultiva la vida? CON AMOR Y NADA MAS QUE CON AMOR; porque los seres humanos hemos nacido de él, precisamente, para amar y no para odiar.
Si a cada vida humana que nace al mundo la cultiváramos inmersa en la paz del amor fraterno, al calor cercano de la familia unida, entrelazada por el cariño y el afecto, como la mejor manera de demostrar que así se cultiva la vida para darle más años a ella misma, andaríamos todos, tal vez, cogidos de las manos para ayudarnos a levantar antes que nuestras rodillas toquen el suelo por algún tropezón en el duro camino que nos depara el destino. Y así, amorosamente cogidos seguir el sendero de nuestros destinos. Amándonos. Cultivando la cultura de la paz y de la fraternidad.
Pero si en vez de hacer esto, comenzamos enseñándoles a nuestros hijos a manejar armas de fuego, y no corregir las malas costumbres, aprendidas en la sordidez de las calles no habrá nunca paz ni amor en ninguna parte del mundo.
Esta visión, desafortunadamente, ya la estamos viendo con nuestros ojos de hoy; donde por la magia de la televisión, que ha convertido al mundo en un vertedero, en donde arrojar lo que más se semeja al polvo y la basura que recogen las escobas cuando barren las calles y muladares de la ciudad.
Volviendo al amor, no olvidemos nunca al ruiseñor que trina sus mejores cantos, aunque crujan las ramas, porque está seguro de sus alas y la dulzura de sus trinos, y su amor a la vida.
Pues, entonces, ¿por qué los seres humanos no vivimos así, amando la vida en vez de odiarnos? Si así lo hiciéramos, estamos seguros que podríamos mirar con alegría la redondez del mundo, desde cualquier altura de nuestras edades. Y no como ahora que lo vemos cuadrado, en las sucias pantallas de la televisión poblada de manadas humanas sin diálogo y sin destino.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
La Realidad de los Talk Shows
Todo se puede tolerar un tiempo, pero no toda la vida. ¿Y qué es lo que no se puede soportar toda la vida? Un peso bruto que se lleva encima. O, por parecido, una estupidez como la que la mayoría de las personas llevamos sobre nuestros hombros.
Todos los Talk Shows de aquí y de más allá, tal como los venimos observando, no son otra cosa que el rentadísimo negocio de las empresas televisoras, las agencias de publicidad comercial y los negocios de tienda, que los fenicios mercachifles del arte de fabricar falsas mercancías y pseudo valores, venden en el mercado de las pantallas parpadeantes de los televisores.
Ahora bien, cuál es el material que se utiliza para elaborar los Talk Show falsamente llamados programas de entretenimiento, (para nosotros, burdas operaciones psicosociales de distraimiento de masas, cuyo material no pasa de ser sino la pudridez y lava de los meaderos y letrinas empozados en los más bajos fondos sociales, reciclados luego, en las pantallas luminosas de la televisión por los morboconductores que junto con una manada de asnados concurrentes, inician diariamente el show de la apología de la corrupción y del delito, haciendo en conjunto las mismas estúpidas preguntas a los mismos opacados invitados.
En este contexto oscuro y sombrío, veamos quienes son los protagonistas invitados a narrar en pantallas la historia vivida por ellos mismos, en las madrigueras del submundo que los acoge y los cobija; tales como los proxenetas que viven de las zurronas de la calle; sicarios cuyo oficio es matar a las personas por dinero, alconeras y colchoneras de prostíbulos; ladrones y ladronas adolescentes que cuentan sus habilidades para robar, mujeres desvergonzadas que viven de su propio sexo malbarateado al filo de las madrugadas; niños o niñas “terremotos” que cuentan con mimos y gestos que beben licor, fuman y desobedecen a sus padres; mujeres adolescentes que se iniciaron en la prostitución desde los 13 años o menos; hijas o hijos que le pegan a sus padres; vecinos que se odian y se amenazan de muerte; padres e hijos que se aborrecen mutuamente; travestis homosexuales y transformistas, etc.
La lista se torna interminable. Usted lector o lectora, agréguele los que faltan y los que seguirán apareciendo, porque todos provienen de los mismos materiales de la digestión.
Pero antes, le recomendamos que no deje de pensar en la forma cómo la mente de los niños, los jóvenes y aún los adultos, irán metabolizando en sus cerebros los idiotismos propagados desde las pantallas sucias de la televisión.
Finalmente, preguntémonos. ¿Será posible que la televisión, inventada para elevar el nivel de vida material y mental de las personas, se haya convertido en desagüe de excrecencias hablantes solamente por negocio? ¿Acaso no se vé que por culpa de la televisión hoy el lenguaje se ha tornado grosero y empobrecido de imaginación y de gramática? ¿Acaso no sabemos que por culpa de la televisión se ha logrado formar una sociedad deshumanizada y al mismo tiempo desunida y animalizada? ¿No está a la vista diaria los más repugnantes crímenes y asesinatos, y las más asquerosas escenas de corrupción con el más absoluto irrespeto a la opinión y moral pública? ¿De la misma manera, usted lector no piensa que el tesoro de un país es su cultura y su moral? ¿Por qué entonces la sabiduría que nos da la televisión es sólo para el placer y el disfrute de los sentidos y las pasiones desenfrenadas? Para saberlo con más exactitud y veracidad, basta con encender el televisor para encontrar sin esfuerzo alguno el escenario más enfermo de la sociedad moderna. Tal y como lo vemos diariamente en los Reality Shows televisivos.
Por eso hoy se dice que antes los filósofos y los educadores se disputaban el alma de los brutos para educarlos y cultivarlos; hoy la televisión se disputa el instinto de los más brutos para conducirlos en manadas atolondradas por el camino de las masas sin futuro y sin horizontes, transitando los caminos más peligrosos, alegremente.
Todos los Talk Shows de aquí y de más allá, tal como los venimos observando, no son otra cosa que el rentadísimo negocio de las empresas televisoras, las agencias de publicidad comercial y los negocios de tienda, que los fenicios mercachifles del arte de fabricar falsas mercancías y pseudo valores, venden en el mercado de las pantallas parpadeantes de los televisores.
Ahora bien, cuál es el material que se utiliza para elaborar los Talk Show falsamente llamados programas de entretenimiento, (para nosotros, burdas operaciones psicosociales de distraimiento de masas, cuyo material no pasa de ser sino la pudridez y lava de los meaderos y letrinas empozados en los más bajos fondos sociales, reciclados luego, en las pantallas luminosas de la televisión por los morboconductores que junto con una manada de asnados concurrentes, inician diariamente el show de la apología de la corrupción y del delito, haciendo en conjunto las mismas estúpidas preguntas a los mismos opacados invitados.
En este contexto oscuro y sombrío, veamos quienes son los protagonistas invitados a narrar en pantallas la historia vivida por ellos mismos, en las madrigueras del submundo que los acoge y los cobija; tales como los proxenetas que viven de las zurronas de la calle; sicarios cuyo oficio es matar a las personas por dinero, alconeras y colchoneras de prostíbulos; ladrones y ladronas adolescentes que cuentan sus habilidades para robar, mujeres desvergonzadas que viven de su propio sexo malbarateado al filo de las madrugadas; niños o niñas “terremotos” que cuentan con mimos y gestos que beben licor, fuman y desobedecen a sus padres; mujeres adolescentes que se iniciaron en la prostitución desde los 13 años o menos; hijas o hijos que le pegan a sus padres; vecinos que se odian y se amenazan de muerte; padres e hijos que se aborrecen mutuamente; travestis homosexuales y transformistas, etc.
La lista se torna interminable. Usted lector o lectora, agréguele los que faltan y los que seguirán apareciendo, porque todos provienen de los mismos materiales de la digestión.
Pero antes, le recomendamos que no deje de pensar en la forma cómo la mente de los niños, los jóvenes y aún los adultos, irán metabolizando en sus cerebros los idiotismos propagados desde las pantallas sucias de la televisión.
Finalmente, preguntémonos. ¿Será posible que la televisión, inventada para elevar el nivel de vida material y mental de las personas, se haya convertido en desagüe de excrecencias hablantes solamente por negocio? ¿Acaso no se vé que por culpa de la televisión hoy el lenguaje se ha tornado grosero y empobrecido de imaginación y de gramática? ¿Acaso no sabemos que por culpa de la televisión se ha logrado formar una sociedad deshumanizada y al mismo tiempo desunida y animalizada? ¿No está a la vista diaria los más repugnantes crímenes y asesinatos, y las más asquerosas escenas de corrupción con el más absoluto irrespeto a la opinión y moral pública? ¿De la misma manera, usted lector no piensa que el tesoro de un país es su cultura y su moral? ¿Por qué entonces la sabiduría que nos da la televisión es sólo para el placer y el disfrute de los sentidos y las pasiones desenfrenadas? Para saberlo con más exactitud y veracidad, basta con encender el televisor para encontrar sin esfuerzo alguno el escenario más enfermo de la sociedad moderna. Tal y como lo vemos diariamente en los Reality Shows televisivos.
Por eso hoy se dice que antes los filósofos y los educadores se disputaban el alma de los brutos para educarlos y cultivarlos; hoy la televisión se disputa el instinto de los más brutos para conducirlos en manadas atolondradas por el camino de las masas sin futuro y sin horizontes, transitando los caminos más peligrosos, alegremente.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Retrato del Nuevo Votante
¿Quiénes serán los votantes de futuro? Ésta fue la pregunta que me formuló un interlocutor anónimo, mientras esperábamos ambos, la llegada del autobús.
La verdad que una pregunta hecha así, a quemarropa, a cualquiera le haría vacilar. Y eso es lo que me pasó. Un devaneo inquietante. Sin embargo, la respuesta que se quedó pugnando dentro de mí hoy la puedo sacar a flote. Porque valga mi verdad, me quedé con cierto hormigueo cerebral que sólo hoy puedo librarme de ello.
De todas maneras, por más que trate de iluminar el bosque, siempre vamos a obtener una imagen nebulosa del futuro elector. Pero sí, por contrapeso, la respuesta tendrá un eco explosivo en el resto del bosque político. Por tanto, solamente trataremos de hacer un perfil en vez de tomar una fotografía, en vista de que la frondosidad del bosque hace que muy pocos árboles sean visibles.
Votantes Dependientes
Tenemos votantes que basan la emisión de sus votos por convicción en la bondad de la ideología del partido. Estos son los carnetizados y los que sin estarlo por convicción y simpatía partidaria, pero que por muchísimas razones no se inscriben. A la hora de emitir su cédula lo hacen por la confianza en los candidatos que representan a su partido, unos y otros por la ideología, doctrina y filosofía de su colectividad política.
Ésta preferencia sólo la obtienen los partidos fuertes y debidamente organizados. Los que han hecho escuela de educación cívica y de identidad nacional. Partidos que acrecientan su volumen electoral por las adhesiones que reciben, no porque ellos se aglomeren alrededor de frente o movimientos electoreros.
Votantes por Clases
Hay votantes por intereses de clase. Estos son los que no aceptan que alguien que no sea de su clase social asuma el poder del Estado, porque creen que sólo los de su condición pueden ser capaces de regir los destinos del país. Por tanto, es a ellos a quienes hay darles la preferencia, aún a costa de marginar a otros componentes sociales. Se basan en la falsa premisa de que al pueblo le basta que lo gobiernen.
Votantes Manipulados
Son los votantes atraídos con falsos señuelos, con publicidad subliminal y machacones perifoneos de ‘slogans’ partidarios. A estos electores no se les adoctrina ni se ejerce sobre ellos magisterio, sólo se les impresiona a base se deslumbrantes ofrecimientos y desinformación permanente. Estos son los que están disponibles a quien mejor le llene los oídos con falacias. No son votantes de partido propio sino de quien les musicalice mejor los ataques al gobernante saliente.
En esta gama están los partidos chicos y el sencillo de la política partidaria. Sea porque recién se forman o porque quedaron huérfanos de apoyo electoral, por haber sido malos gobernantes en el período que les tocó ejercer el poder. Estos se amontonan –no se juntan-, lo hacen para formar frentes o movimientos electoreros y así con un nuevo nombre entrar en mancha al tinglado del manipuleo de los votantes masa.
La verdad que una pregunta hecha así, a quemarropa, a cualquiera le haría vacilar. Y eso es lo que me pasó. Un devaneo inquietante. Sin embargo, la respuesta que se quedó pugnando dentro de mí hoy la puedo sacar a flote. Porque valga mi verdad, me quedé con cierto hormigueo cerebral que sólo hoy puedo librarme de ello.
De todas maneras, por más que trate de iluminar el bosque, siempre vamos a obtener una imagen nebulosa del futuro elector. Pero sí, por contrapeso, la respuesta tendrá un eco explosivo en el resto del bosque político. Por tanto, solamente trataremos de hacer un perfil en vez de tomar una fotografía, en vista de que la frondosidad del bosque hace que muy pocos árboles sean visibles.
Votantes Dependientes
Tenemos votantes que basan la emisión de sus votos por convicción en la bondad de la ideología del partido. Estos son los carnetizados y los que sin estarlo por convicción y simpatía partidaria, pero que por muchísimas razones no se inscriben. A la hora de emitir su cédula lo hacen por la confianza en los candidatos que representan a su partido, unos y otros por la ideología, doctrina y filosofía de su colectividad política.
Ésta preferencia sólo la obtienen los partidos fuertes y debidamente organizados. Los que han hecho escuela de educación cívica y de identidad nacional. Partidos que acrecientan su volumen electoral por las adhesiones que reciben, no porque ellos se aglomeren alrededor de frente o movimientos electoreros.
Votantes por Clases
Hay votantes por intereses de clase. Estos son los que no aceptan que alguien que no sea de su clase social asuma el poder del Estado, porque creen que sólo los de su condición pueden ser capaces de regir los destinos del país. Por tanto, es a ellos a quienes hay darles la preferencia, aún a costa de marginar a otros componentes sociales. Se basan en la falsa premisa de que al pueblo le basta que lo gobiernen.
Votantes Manipulados
Son los votantes atraídos con falsos señuelos, con publicidad subliminal y machacones perifoneos de ‘slogans’ partidarios. A estos electores no se les adoctrina ni se ejerce sobre ellos magisterio, sólo se les impresiona a base se deslumbrantes ofrecimientos y desinformación permanente. Estos son los que están disponibles a quien mejor le llene los oídos con falacias. No son votantes de partido propio sino de quien les musicalice mejor los ataques al gobernante saliente.
En esta gama están los partidos chicos y el sencillo de la política partidaria. Sea porque recién se forman o porque quedaron huérfanos de apoyo electoral, por haber sido malos gobernantes en el período que les tocó ejercer el poder. Estos se amontonan –no se juntan-, lo hacen para formar frentes o movimientos electoreros y así con un nuevo nombre entrar en mancha al tinglado del manipuleo de los votantes masa.
Propaganda Política y Opinión Pública
En el terreno de la opinión pública han hecho su aparición el acoso y la violencia que más fomentan pasiones y enemistades, que sentimientos de calma, más apetitos de ofensa y de venganza que de cordura. Más rechazo que aceptación.
Para la opinión pública lo que está pasando con la propaganda política en nuestro medio, va más allá de los modos, hechos y costumbres que el hombre observa para sí y colectivamente. A tal grado de libertinaje que hoy la libertad para elegir, o sea para escoger al mejor, se encuentra violentada y acorralada por una descomunal masa de propaganda que la presiona y aturde.
Hacer propaganda política es totalmente lícito, pero hacer uso excesivo de la falta de respeto, que por derecho natural se merece el pueblo, no está permitido por las buenas maneras o sanas costumbres que todos sabemos observar.
Hoy se practica la propaganda belicosa y el ataque artero; el embuste y el engaño, para crear falsas expectativas e ilusionarias esperanzas. Se crea el temor y el pánico con falsas noticias; se desinforma para confundir, se incita a los grupos laborales para fomentar desórdenes callejeros. Se miente y se engaña sin el menor rubor. Se avasalla inclementemente a la opinión pública.
Se emplea a la televisión para mostrar en colores los aspectos más extremos de la pobreza como si ésta fuera un producto de consumo popular; la radio para difundir todo lo que es dañino para el régimen; los periódicos para poner en blanco y negro las noticias más alarmantes en fotos y palabras. Las revistas que por su alto precio no llegan a la multitud, presentan composiciones fotográficas en sus portadas, con las ofensas más indignantes.
Se seleccionan a los personajes más contrarios al gobierno para que hagan la orgía del desprestigio. De esto el pueblo está harto y aburrido de tanta masa propagandística, que se lo proyecta sin respeto ni medida alguna. Si conectamos la TV, ¡zas! aparecen uno detrás de otro a una hamaca parlamentaria. Otros con un cuajo que desespera pregonando la salvación del país. Los más que van a hacer realidad los sueños de todos los peruanos. “Ese es mi problema” dice el caporal de todos ellos.
Si conectamos la radio, también están allí entonando canciones y sonsonetes; si se abre las páginas de los diarios, están igualmente ahí con la mejor foto y la concebida risita de medio diente. Otros, muchos y languidecientes de orfandad, pero están. Para la opinión pública que es el concepto que cada uno de nosotros tenemos de algún hecho o personaje, la propaganda política ha molestado demasiado al pueblo, llevándolo hasta los límites de la indignación. A tal punto, que los más publicitados van a ser rechazados por el voto popular, como respuesta a la ofensa y a la falta de respeto con que se le ha tratado, a fuerza de quererle embutir un candidato que de política no sabe nada y menos aún de los problemas del Perú. El votante sabe a ciencia cierta que el candidato sólo va a ser un instrumento de los políticos cazurros que se cubren el rostro para que el voto popular no los vuelva a rechazar como lo hizo ayer.
¿Cómo puede el pueblo elegir a alguien que le dice que va a hacer tortillas sin romper huevos; que va a remecer la casa desde sus cimientos sin que se caiga una viga o un adoquín sobre la cabeza de los que allí viven? Farsa, pedantería y fanfarronada. Ignorancia absoluta del arte de gobernar. El pueblo no es un ente expectante ni menos resignado al abuso. Lo fue, sí. Ahora piensa, razona y actúa unido. Castiga fuerte a quien lo embauca con falsas promesas.
Sabe, por ejemplo, que en las próximas elecciones, todos aquellos que se auto-elogian y piden el voto para su otro yo, el número dicho con las mayores vaciedades, pero con desparpajo, no serán los elegidos porque el elector intuye que no va a elegir a una nueva promoción de lactantes que sólo busca una dormidera en el parlamento.
Para la opinión pública lo que está pasando con la propaganda política en nuestro medio, va más allá de los modos, hechos y costumbres que el hombre observa para sí y colectivamente. A tal grado de libertinaje que hoy la libertad para elegir, o sea para escoger al mejor, se encuentra violentada y acorralada por una descomunal masa de propaganda que la presiona y aturde.
Hacer propaganda política es totalmente lícito, pero hacer uso excesivo de la falta de respeto, que por derecho natural se merece el pueblo, no está permitido por las buenas maneras o sanas costumbres que todos sabemos observar.
Hoy se practica la propaganda belicosa y el ataque artero; el embuste y el engaño, para crear falsas expectativas e ilusionarias esperanzas. Se crea el temor y el pánico con falsas noticias; se desinforma para confundir, se incita a los grupos laborales para fomentar desórdenes callejeros. Se miente y se engaña sin el menor rubor. Se avasalla inclementemente a la opinión pública.
Se emplea a la televisión para mostrar en colores los aspectos más extremos de la pobreza como si ésta fuera un producto de consumo popular; la radio para difundir todo lo que es dañino para el régimen; los periódicos para poner en blanco y negro las noticias más alarmantes en fotos y palabras. Las revistas que por su alto precio no llegan a la multitud, presentan composiciones fotográficas en sus portadas, con las ofensas más indignantes.
Se seleccionan a los personajes más contrarios al gobierno para que hagan la orgía del desprestigio. De esto el pueblo está harto y aburrido de tanta masa propagandística, que se lo proyecta sin respeto ni medida alguna. Si conectamos la TV, ¡zas! aparecen uno detrás de otro a una hamaca parlamentaria. Otros con un cuajo que desespera pregonando la salvación del país. Los más que van a hacer realidad los sueños de todos los peruanos. “Ese es mi problema” dice el caporal de todos ellos.
Si conectamos la radio, también están allí entonando canciones y sonsonetes; si se abre las páginas de los diarios, están igualmente ahí con la mejor foto y la concebida risita de medio diente. Otros, muchos y languidecientes de orfandad, pero están. Para la opinión pública que es el concepto que cada uno de nosotros tenemos de algún hecho o personaje, la propaganda política ha molestado demasiado al pueblo, llevándolo hasta los límites de la indignación. A tal punto, que los más publicitados van a ser rechazados por el voto popular, como respuesta a la ofensa y a la falta de respeto con que se le ha tratado, a fuerza de quererle embutir un candidato que de política no sabe nada y menos aún de los problemas del Perú. El votante sabe a ciencia cierta que el candidato sólo va a ser un instrumento de los políticos cazurros que se cubren el rostro para que el voto popular no los vuelva a rechazar como lo hizo ayer.
¿Cómo puede el pueblo elegir a alguien que le dice que va a hacer tortillas sin romper huevos; que va a remecer la casa desde sus cimientos sin que se caiga una viga o un adoquín sobre la cabeza de los que allí viven? Farsa, pedantería y fanfarronada. Ignorancia absoluta del arte de gobernar. El pueblo no es un ente expectante ni menos resignado al abuso. Lo fue, sí. Ahora piensa, razona y actúa unido. Castiga fuerte a quien lo embauca con falsas promesas.
Sabe, por ejemplo, que en las próximas elecciones, todos aquellos que se auto-elogian y piden el voto para su otro yo, el número dicho con las mayores vaciedades, pero con desparpajo, no serán los elegidos porque el elector intuye que no va a elegir a una nueva promoción de lactantes que sólo busca una dormidera en el parlamento.
viernes, 13 de noviembre de 2009
Simbal entre Mitos y Leyendas
Hablar oralmente o escribir sobre mitos, fábulas o leyendas; cuentos o relatos siempre será agradable al espíritu conocer, por la tradición hechos que pasaron o tuvieron vigencia en el tiempo y en un lugar determinado. Estos relatos, por lo general, tienen mucho de fantasía; a veces sueños, a veces imaginación. Lo cierto es que siempre serán referencias atractivas y cautivantes.
En este sentido, Simbal, llamado igualmente el balneario del sol de Trujillo, por el hecho de que en este lugar no se nubla el sol ni se apaga la tarde. Todo es mediodía y calor amical de sus pobladores, también tiene sus mitos, sus leyendas y sus fábulas que le dan un singular encanto, atractivo y fascinación. Por ello, como por su ubicación sobre la zona misma donde se acaba la costa y comienza la sierra. Simbal no se desliga de la cercanía de urbe trujillana; a la cual está unido por una amplia y asfaltada carretera, que los vehículos de transporte, según su velocidad, lo recorren hasta en 20 minutos en viaje directo.
LA PIEDRA PARADA
Esta es una monumental mole de piedra alargada, aparentemente labrada por manos de hombres gigantes; o simplemente, pulida por los vientos huracanados del tiempo. A la distancia parece una aguja que se va liberada al cielo. De cerca, es una masa de roca de 5 metros de grueso, con un peso calculado en no menos de 60 toneladas; de forma alargada hasta una supuesta altura de 30 metros de largo; asentada al parecer por fuerzas descomunales sobre tres sólidas piedras, en la misma cima de un pequeño cerro. Ante una atenta observación parece que ahí estuviera objetivamente, representada la ley del equilibrio estable, que los vientos huracanados y sismos y terremotos, no han sido capaces de romper su milenario reposo.
Cuando los caminantes se acercan, lo hacen cierta cautela y respeto. Pues, se tiene la impresión de que bien podría caerse encima de los visitantes, en su cúspide, las aves de rapiña abundantes por el lugar, la han convertido en lecho nupcial para fertilizar sus especies. En otros casos, para extender sus alas al sol desde horas de la mañana, a la vez que le sirve, al mismo tiempo, de atalaya para atisbar sus presas que vuelan cautelosas por los ramajes del bosque.
Fuera de estas características visibles, existe la leyenda de que este colosal masetero, fue el Intihuatana solar de los gentiles idólatras que calculaban el transcurso del día, según el tamaño y la proyección de su sombra por la tarde, y por la mañana por la forma como la luz del amanecer, va descendiendo por su talle peñascoso.
Por otro lado, el misterio de esta piedra es aún más atrayente. Mirándola desde cierto ángulo se puede apreciar una ligera saliente a manera de una oreja humana que estuviera escuchando armoniosas melodías celestiales.
Para llegar hasta ella, hay dos rutas. Una por la Quebrada de León, partiendo del distrito “la esperanza de Trujillo”. La otra saliendo desde el pueblo mismo de Simbal. Por la primera ruta se puede emplear de 5 a 6 horas de caminata. Saliendo de Simbal el tiempo casi se duplica; por cuanto hay que trasmontar los erguidos cerros que escoltan al pueblo y a su venerado Señor de la Piedad.
LOS POLLITOS DE ORO
Como las 12 horas del día, doce son los pollitos de oro que salen a piar y a picotear los alimentos que la gallina madre les escarba de la tierra, como las hojarascas que se acumulan en el curso de los surcos. El lugar por donde suelen aparecer estas raras aves, es por donde hoy existe un restaurante campestre, con el sugestivo nombre de “Río Bar”, ubicado en la hondonada misma del río Lucumar. Lugar donde antes se cultivaban grandes plantaciones de verdes cocales. Hoy solo discurren pequeños arroyuelos, los suficientes para mantener verdoroso el cause de la ribera.
Los regantes madrugadores siempre hablan de estos pollitos de oro, que a manera de trompitos eléctricos, escarban apresuradamente la tierra, preocupando a la mamá gallina que los busca con su cloqueo por el verdor de las hierbas.
LA PIEDRA DEL SOL
A diferencia de la Piedra Parada, que ya se ha descrito, ésta es igualmente una piedra enterrada hasta la altura del cuello, siguiendo la misma inclinación de la falda del cerro Chaichite. De tal manera, que toda parte plana, pulida como un rostro sin acné aparece sobresaliendo de la superficie, para mostrarnos dibujada, con pintura blanca, la figura del sol radiando su luz todo el día.
Cuenta la tradición que los primeros pobladores de Simbal del período chavinoide pulieron y clavaron esta piedra como estaca de referencia a una mina de oro macizo, que estaría en una de las quebradas del cerro Con Con, ubicado al frente, a unos 10 kilómetros de distancia. Otros dicen que fue enterrada ahí precisamente porque sobre ese lugar caen los primeros rayos de la luz del amanecer.
EL CERDITO DE ORO
Luciendo una hermosa cadena de oro atada sobre su cuello, espera las altas horas de la medianoche, preferentemente las iluminadas por la luna llena, para hacer su aparición por sobre las faldas del cerro Santa Rosa. Su reluciente presencia, frecuentemente, es observada por los noctámbulos campesinos o vecinos del lugar que suelen salir al campo para rondar sus chacras, regarlas o, simplemente, para contemplar el rielar de las estrellas en cielo.
Los que lo han visto cuentan que este marranito, es un tanto oletón. Le gusta meter el hocico por todos lados; que es travieso y muy metiche, pero a la vez, muy listo. Desaparece en un santiamén o en un triz, traz. La gente al verlo hundirse en la tierra siente un poco de temor y respeto.
En este sentido, Simbal, llamado igualmente el balneario del sol de Trujillo, por el hecho de que en este lugar no se nubla el sol ni se apaga la tarde. Todo es mediodía y calor amical de sus pobladores, también tiene sus mitos, sus leyendas y sus fábulas que le dan un singular encanto, atractivo y fascinación. Por ello, como por su ubicación sobre la zona misma donde se acaba la costa y comienza la sierra. Simbal no se desliga de la cercanía de urbe trujillana; a la cual está unido por una amplia y asfaltada carretera, que los vehículos de transporte, según su velocidad, lo recorren hasta en 20 minutos en viaje directo.
LA PIEDRA PARADA
Esta es una monumental mole de piedra alargada, aparentemente labrada por manos de hombres gigantes; o simplemente, pulida por los vientos huracanados del tiempo. A la distancia parece una aguja que se va liberada al cielo. De cerca, es una masa de roca de 5 metros de grueso, con un peso calculado en no menos de 60 toneladas; de forma alargada hasta una supuesta altura de 30 metros de largo; asentada al parecer por fuerzas descomunales sobre tres sólidas piedras, en la misma cima de un pequeño cerro. Ante una atenta observación parece que ahí estuviera objetivamente, representada la ley del equilibrio estable, que los vientos huracanados y sismos y terremotos, no han sido capaces de romper su milenario reposo.
Cuando los caminantes se acercan, lo hacen cierta cautela y respeto. Pues, se tiene la impresión de que bien podría caerse encima de los visitantes, en su cúspide, las aves de rapiña abundantes por el lugar, la han convertido en lecho nupcial para fertilizar sus especies. En otros casos, para extender sus alas al sol desde horas de la mañana, a la vez que le sirve, al mismo tiempo, de atalaya para atisbar sus presas que vuelan cautelosas por los ramajes del bosque.
Fuera de estas características visibles, existe la leyenda de que este colosal masetero, fue el Intihuatana solar de los gentiles idólatras que calculaban el transcurso del día, según el tamaño y la proyección de su sombra por la tarde, y por la mañana por la forma como la luz del amanecer, va descendiendo por su talle peñascoso.
Por otro lado, el misterio de esta piedra es aún más atrayente. Mirándola desde cierto ángulo se puede apreciar una ligera saliente a manera de una oreja humana que estuviera escuchando armoniosas melodías celestiales.
Para llegar hasta ella, hay dos rutas. Una por la Quebrada de León, partiendo del distrito “la esperanza de Trujillo”. La otra saliendo desde el pueblo mismo de Simbal. Por la primera ruta se puede emplear de 5 a 6 horas de caminata. Saliendo de Simbal el tiempo casi se duplica; por cuanto hay que trasmontar los erguidos cerros que escoltan al pueblo y a su venerado Señor de la Piedad.
LOS POLLITOS DE ORO
Como las 12 horas del día, doce son los pollitos de oro que salen a piar y a picotear los alimentos que la gallina madre les escarba de la tierra, como las hojarascas que se acumulan en el curso de los surcos. El lugar por donde suelen aparecer estas raras aves, es por donde hoy existe un restaurante campestre, con el sugestivo nombre de “Río Bar”, ubicado en la hondonada misma del río Lucumar. Lugar donde antes se cultivaban grandes plantaciones de verdes cocales. Hoy solo discurren pequeños arroyuelos, los suficientes para mantener verdoroso el cause de la ribera.
Los regantes madrugadores siempre hablan de estos pollitos de oro, que a manera de trompitos eléctricos, escarban apresuradamente la tierra, preocupando a la mamá gallina que los busca con su cloqueo por el verdor de las hierbas.
LA PIEDRA DEL SOL
A diferencia de la Piedra Parada, que ya se ha descrito, ésta es igualmente una piedra enterrada hasta la altura del cuello, siguiendo la misma inclinación de la falda del cerro Chaichite. De tal manera, que toda parte plana, pulida como un rostro sin acné aparece sobresaliendo de la superficie, para mostrarnos dibujada, con pintura blanca, la figura del sol radiando su luz todo el día.
Cuenta la tradición que los primeros pobladores de Simbal del período chavinoide pulieron y clavaron esta piedra como estaca de referencia a una mina de oro macizo, que estaría en una de las quebradas del cerro Con Con, ubicado al frente, a unos 10 kilómetros de distancia. Otros dicen que fue enterrada ahí precisamente porque sobre ese lugar caen los primeros rayos de la luz del amanecer.
EL CERDITO DE ORO
Luciendo una hermosa cadena de oro atada sobre su cuello, espera las altas horas de la medianoche, preferentemente las iluminadas por la luna llena, para hacer su aparición por sobre las faldas del cerro Santa Rosa. Su reluciente presencia, frecuentemente, es observada por los noctámbulos campesinos o vecinos del lugar que suelen salir al campo para rondar sus chacras, regarlas o, simplemente, para contemplar el rielar de las estrellas en cielo.
Los que lo han visto cuentan que este marranito, es un tanto oletón. Le gusta meter el hocico por todos lados; que es travieso y muy metiche, pero a la vez, muy listo. Desaparece en un santiamén o en un triz, traz. La gente al verlo hundirse en la tierra siente un poco de temor y respeto.
lunes, 2 de noviembre de 2009
La Autocensura Televisiva: Una Obligación Moral
Si nos atenemos al valor semántico de la palabra censura (muy antipática para muchos), veremos que este vocablo se puede explicar mejor y con más acierto para no tenerle miedo, si nos respaldamos en la fuerza moral que conlleva más que la sancionable. Porque es la fuerza moral que nutre la conciencia de los hombres en su contexto espiritual y reflexivo, realidad que nos acerca más a considerarla como el acto de comprobar, de cotejar y de revisar o criticar lo que uno mismo hace con sus actos y sus ideas. Esto es si va con la ley del Estado y con los preceptos éticos y morales de la sociedad en la cual vivimos. Incluso, si va con la ley de la naturaleza humana.
El autocontrol, no es sinónimo de tacha ni de prohibición. Es ante todo un acto reflexivo y pensante de la conciencia del ser hombre, que no viene de afuera sino de la interioridad de uno mismo. O sea, de ese sentimiento interior por el cual el ser humano valora y aprecia sus propios actos. ¿Por qué? Simplemente, porque nuestra conciencia es nuestro propio juez, nuestro propio arbitro, que regula sin vasallaje ni sumisión lo que uno mismo hace en libertad y no por la fuerza de las leyes externas.
Todo esto que nos lleve a comprender mejor, que uno mismo debe ser su juez natural, su propio censor. Y más aún, su más severo crítico para obrar con prudencia, equidad y justicia antes que las sanciones provengan de las leyes soberanas del Estado.
Para comprender mejor estas reflexiones se necesita capacidad y luz en el cerebro, para saber distinguir cuándo se obra mal y cuándo bien. El resultado será fruto del talento, de la razón y esto es lo que no tienen los que se dedican a vivir del negocio de la indecencia pública. Pero que si saben cobijarse bajo la sombra protectora de la libertad de prensa, si advertir que lo que están haciendo es depravación masiva propia de los envilecidos inmorales, con mentes grasosas donde sólo se pegan las excrecencias y las inmundicias.
Si esto no es así, preguntémonos, entonces: a quién beneficia, a quiénes educa o culturizan las figuras de prostitutas que exhiben su cuerpo desnudo para el comercio carnal? A nadie más que a los pornógrafos, proxenetas, que buscan en las noches alcoholizadas, a las colchoneras para las fotos de portadas y de páginas interiores de las publicaciones que dirigen. Esto no es hacer periodismo. Sería una ofensa y hasta una injuria si así lo fuera, sería una conversión de la profesión periodística en una herejía. Y eso es lo que deben defender hombres de la prensa honesta, por convicción y reclamo de la sociedad que se ve ofendida permanentemente con imágenes erotizantes. Razón más que suficiente para negar que la pornografía pública no es periodismo ni prensa escrita, mucho más si la comparamos con las cosas que producen repulsión, aunque a sus directores o propietarios los beneficie.
Por otro lado debemos saber que los violadores de menores, antes del rapto, ya llevan grabada en el subconsciente la imagen de la mujer (modelo) contemplada y deseada en las portadas de los impresos en los puestos de venta y en las pantallas. Y esto es así porque una niña de pocos años no excita ni insita; solamente para el violador representa a la mujer que duerme graficada en su memoria. Sobre ellos descargan su sexualidad y las gozan mentalmente aunque en la realidad, lo esté haciendo con un cuerpo ajeno de carne y hueso, existente en su memoria solamente.
Todos los violadores de menores están morbotizados por las publicaciones que se ventilan en los cordeles de venta pública y en la televisión, porque antes del rapto, ya tienen en su imaginación el patrón de mujer para satisfacer mejor sus bajos instintos. Por eso atacan y por eso violan a personas menores de edad. Pero como las víctimas lloran y gritan, tratan de silenciarlas asfixiándolas hasta su muerte, para volver, luego, a practicar la pedofilia en la complicidad del silencio.
El autocontrol, no es sinónimo de tacha ni de prohibición. Es ante todo un acto reflexivo y pensante de la conciencia del ser hombre, que no viene de afuera sino de la interioridad de uno mismo. O sea, de ese sentimiento interior por el cual el ser humano valora y aprecia sus propios actos. ¿Por qué? Simplemente, porque nuestra conciencia es nuestro propio juez, nuestro propio arbitro, que regula sin vasallaje ni sumisión lo que uno mismo hace en libertad y no por la fuerza de las leyes externas.
Todo esto que nos lleve a comprender mejor, que uno mismo debe ser su juez natural, su propio censor. Y más aún, su más severo crítico para obrar con prudencia, equidad y justicia antes que las sanciones provengan de las leyes soberanas del Estado.
Para comprender mejor estas reflexiones se necesita capacidad y luz en el cerebro, para saber distinguir cuándo se obra mal y cuándo bien. El resultado será fruto del talento, de la razón y esto es lo que no tienen los que se dedican a vivir del negocio de la indecencia pública. Pero que si saben cobijarse bajo la sombra protectora de la libertad de prensa, si advertir que lo que están haciendo es depravación masiva propia de los envilecidos inmorales, con mentes grasosas donde sólo se pegan las excrecencias y las inmundicias.
Si esto no es así, preguntémonos, entonces: a quién beneficia, a quiénes educa o culturizan las figuras de prostitutas que exhiben su cuerpo desnudo para el comercio carnal? A nadie más que a los pornógrafos, proxenetas, que buscan en las noches alcoholizadas, a las colchoneras para las fotos de portadas y de páginas interiores de las publicaciones que dirigen. Esto no es hacer periodismo. Sería una ofensa y hasta una injuria si así lo fuera, sería una conversión de la profesión periodística en una herejía. Y eso es lo que deben defender hombres de la prensa honesta, por convicción y reclamo de la sociedad que se ve ofendida permanentemente con imágenes erotizantes. Razón más que suficiente para negar que la pornografía pública no es periodismo ni prensa escrita, mucho más si la comparamos con las cosas que producen repulsión, aunque a sus directores o propietarios los beneficie.
Por otro lado debemos saber que los violadores de menores, antes del rapto, ya llevan grabada en el subconsciente la imagen de la mujer (modelo) contemplada y deseada en las portadas de los impresos en los puestos de venta y en las pantallas. Y esto es así porque una niña de pocos años no excita ni insita; solamente para el violador representa a la mujer que duerme graficada en su memoria. Sobre ellos descargan su sexualidad y las gozan mentalmente aunque en la realidad, lo esté haciendo con un cuerpo ajeno de carne y hueso, existente en su memoria solamente.
Todos los violadores de menores están morbotizados por las publicaciones que se ventilan en los cordeles de venta pública y en la televisión, porque antes del rapto, ya tienen en su imaginación el patrón de mujer para satisfacer mejor sus bajos instintos. Por eso atacan y por eso violan a personas menores de edad. Pero como las víctimas lloran y gritan, tratan de silenciarlas asfixiándolas hasta su muerte, para volver, luego, a practicar la pedofilia en la complicidad del silencio.
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